Por favor, use este identificador para citar o enlazar este ítem: https://hdl.handle.net/20.500.12104/82019
Título: Universitarios que trabajan: Cuántos son, en qué empleos se desempeñan y cuáles son los efectos académicos por trabajar
Otros títulos: Universitarios que trabajan: Cuántos son, en qué empleos se desempeñan y cuáles son los efectos académicos por trabajar
Autor: Planas Coll, Jordi
Asesor: Encíso Ávila, María Isabel
De Vries Meijer, Wietse Berend
Palabras clave: Estudiantes
Fecha de titulación: 27-nov-2018
Editorial: Biblioteca Digital wdg.biblio
Universidad de Guadalajara
Resumen: En la presente investigación, la revisión de literatura sobre los universitarios que trabajan permite establecer que éste es un fenómeno presente en países como Alemania, Francia, Finlandia, Estados Unidos de América, Canadá, Argentina, Costa Rica, Brasil y, desde luego, México. Durante los últimos años, desde diversas posturas teóricas y metodológicas se ha investigado la influencia del trabajo en el rendimiento académico de los universitarios. Básicamente, estos estudios se dividen en dos tendencias: la negativa y la optimista. Desde la perspectiva negativa, las horas invertidas en trabajar son consideradas como factores asociados al bajo aprovechamiento, rezago o abandono de los estudios universitarios. Sin embargo, al concentrarse en productos como las calificaciones o la deserción, estos estudios dejan a un lado que la escolarización difícilmente genera la adquisición de competencias y el desarrollo de habilidades que los estudiantes obtienen en los ámbitos laborales. En cuanto a la tendencia optimista, el planteamiento general valora de manera positiva el binomio estudio-trabajo. Estas teorías proponen que el trabajo beneficia a los universitarios mediante la adquisición de nuevos conocimientos y el desarrollo de habilidades extraescolares, lo que también fortalecen su vocación, interés y motivación hacia el logro de metas académicas. Además, cada uno de estos aspectos difícilmente se genera al interior de las aulas, debido a las diferencias cualitativas y cuantitativas de los aprendizajes producidos en los ámbitos laboral y escolar. De manera particular, se propone que el rendimiento académico tiene mayor beneficio cuando las actividades laborales se relacionan con los contenidos académicos estudiados. No obstante, en la literatura consultada no se establece un consenso sobre entre el aprovechamiento escolar y la cantidad de horas-trabajo. Es preciso señalar que las conclusiones de esta investigación se inclinan hacia la postura optimista, la cual coincide con teorías como la del capital humano, de orientación primaria o la relación entre estudio-trabajo. Respecto al análisis de la ‘Encuesta candidatos a egresar’, entre 2010 y 2015, de cada diez estudiantes de licenciatura o ingeniería de la Universidad de Guadalajara, seis se dedican de tiempo completo a sus estudios y cuatro trabajan —relación 6:4—. Esta situación se replica en los Centros Universitarios Temáticos, a diferencia de los Centros Universitarios Regionales en los cuales la relación se presenta en términos de ocho alumnos de tiempo completo por dos que trabajan (8:2). Es preciso distinguir los centros universitarios de la Costa (CUCosta) y de Tonalá (CUTonalá) considerados Regionales, en los cuales la correspondencia entre estudiantes de tiempo completo y que trabajan es 6:4. Una posible explicación radica en que cada centro universitario se ubica en ciudades consideradas polo de desarrollo económico en el Estado de Jalisco, por una parte, CUTonalá forma parte del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) y por otra, CUCosta se encuentra en la ciudad de Puerto Vallarta. En consecuencia, los estudiantes de estos campus se desenvuelven en contextos donde existen más posibilidades de obtener empleo que en otras urbes de la entidad federativa. De acuerdo con este planteamiento, el hecho de que entre 2010 y 2015, el 37.31% de los estudiantes de la Universidad de Guadalajara trabajara en el transcurso de sus estudios, indica que éstos enriquecieron su formación de manera extracurricular, además de generar en cada caso un proceso espontáneo de profesionalización al desarrollar competencias laborales. Debido al comportamiento atípico presentado por el Centro Universitario de Ciencias de la Salud, éste fue descartado de la investigación, lo que sitúa al Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas como el único campus donde el porcentaje de estudiantes que trabaja es mayor al de quienes no lo hacen. Por otra parte, las disciplinas correspondientes a la categoría ‘Blanda-aplicada’ registran el mayor porcentaje de estudiantes que trabajan (42.12%). Éstas se caracterizan por la funcionalidad y utilidad de los conocimientos mediante la implementación de protocolos y procedimientos estandarizados. En lo que corresponde a las categorías ‘Blanda-pura’, ‘Dura-aplicada’ y ‘Dura-pura’, los porcentajes de estudiantes que trabajan se sitúan en 36.38%, 30.67% y 22.37%, respectivamente. La menor cantidad de estudiantes que trabajan se encuentra inscrita en disciplinas de la categoría ‘Dura-pura’, éstas se caracterizan por la generación de conocimiento ‘duro’ o, en otros términos, por conformar el campo de la ciencia experimental. Estos datos abren la puerta para estudios a futuro sobre los tipos de mercado laboral y la clase de profesionistas que incorporan, así como la formación universitaria a la cual tienen acceso los jóvenes. De las carreras analizadas, Contaduría Pública concentra el mayor porcentaje de estudiantes que trabajan con 69.29%, mientras que Ingeniería Mecatrónica registra el menor con 15.73%. En conjunto, las licenciaturas en Contaduría Pública, Docencia del Inglés como Lengua Extranjera y Didáctica del Francés como Lengua Extranjera, así como las ingenierías Topográfica e Industrial, suman los porcentajes más altos de estudiantes que trabajan: 66.15% por 33.85% de alumnos de tiempo completo. En estas cinco carreras, dos de cada tres estudiantes trabajan y de éstos, el 91.37% tiene empleo relacionado con el programa educativo cursado, correspondiendo el 53.20% a trabajos de media jornada y el 38.17% a jornada completa. Es interesante destacar que de las licenciaturas e ingenierías con mayor porcentaje de estudiantes que trabajan, sólo una —Contaduría Pública— forma parte de la oferta educativa del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA), siendo éste el único campus donde la marca porcentual de los alumnos de tiempo completo es inferior a la de los que trabajan. En contraparte, las ingenierías en Nanotecnología y Mecatrónica, así como las licenciaturas en Biología, Física y Agrobiotecnología, constituyen los cinco programas educativos con menor porcentaje de universitarios que trabajan, con 17.14% contra 82.86% de tiempo completo. Además, ninguna de estas carreras supera el 20% de alumnos que estudian y trabajan. En el lapso 2010-2015, el 22.18% de los estudiantes trabaja en algo sin relación a sus estudios, lo cual puede interpretarse en el sentido de adquirir competencias y habilidades propias del ámbito laboral, aunque éstas no necesariamente contribuyen a mejorar el rendimiento académico de manera directa. En este sentido, se considera que los estudiantes con empleo afín a la licenciatura o ingeniería cursada (77.82%) obtienen doble beneficio: la adquisición en el contexto laboral de competencias y habilidades, que por su relación con los contenidos curriculares, favorecen el rendimiento académico. Diversos estudios señalan que entre 15 y 25 horas de trabajo semanal arrojan buenos rendimientos académicos; otros marcan 20 horas como tope y quienes lo superan son más propensos a dejar los estudios. Una tercera saga de investigaciones alude a la inversión de tiempo en actividades relacionadas con el estudio, señalando 35 horas para estudiantes de tiempo completo y 19 para los que trabajan. En la presente investigación, los trabajos de media jornada abarcan 4 horas por día (20 horas a la semana) y los de jornada completa 8 horas al día (40 horas a la semana). De los estudiantes con empleo afín a la licenciatura o ingeniería cursada, el 43.43% trabaja ocho horas al día —jornada completa—, mientras que el 34.39% lo hace cuatro horas al día —media jornada—. En términos generales, 9 de cada 10 estudiantes —considerando tanto los de tiempo completo como los que trabajan— menciona haber adquirido los conocimientos de su respectiva disciplina en nivel avanzado. La diferencia en la adquisición avanzada de conocimientos disciplinares entre estudiantes que trabajan y los de tiempo completo es mínima, inclusive, aquellos que trabajan en algo relacionado con sus estudios presentan los porcentajes más altos en este rubro. Es preciso señalar que la fuente de datos consultada no aporta información sobre abandono escolar, aunque para afectos de eficiencia terminal, se considera el número de semestres que tardan los estudiantes en culminar sus carreras. Contrario al planteamiento de los estudios con tendencia negativa, la mayoría de los universitarios de tiempo completo y los que trabajan culminan sus estudios en ocho semestres; inclusive, si se toma en cuenta la duración de la jornada laboral, los estudiantes que trabajan media jornada terminan sus carreras en ocho semestres, mientras que los de jornada completa en nueve. En cuanto a las formas de titulación, las más elegidas entre los universitarios que trabajan son las correspondientes a presentar el examen general de certificación profesional (CENEVAL), la titulación por promedio y la elaboración de tesis. Destaca que los universitarios que trabajan consideren la titulación por promedio, lo que refleja su interés por obtener y mantener calificaciones altas, con puntajes de 90 y 100, durante sus estudios. En resumen, es posible concluir que estudiar y trabajar no presenta efectos negativos que puedan considerarse significativos con relación a indicadores como la adquisición de conocimientos, la eficiencia terminal o la titulación. Asimismo, los estudiantes que trabajan establecen un sistema espontáneo de profesionalización, el cual les permite adquirir competencias propias de los espacios laborales e imposibles de desarrollar en las aulas, debido principalmente a las diferentes condiciones y objetivos que persiguen la formación académica y las actividades productivas. De manera particular, los universitarios que trabajan constituyen un conjunto heterogéneo de sujetos que acceden al campo laboral por distintos motivos, interés y circunstancias; así como también llevan a cabo trayectorias educativas con características específicas, acordes a sus condiciones de vida. De acuerdo con este planteamiento, no existe un modelo único de trayectoria universitaria, por lo contrario, cursar los estudios superiores se lleva a cabo de distintas maneras y en cada una confluyen aspectos de carácter personal, familiar, cultural, económico e institucional.
URI: https://hdl.handle.net/20.500.12104/82019
https://wdg.biblio.udg.mx
Programa educativo: Maestría en Gestión y Políticas de la Educación Superior
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