Intervención educativa para mejorar conocimientos, actitudes y prácticas de las madres hacia la alimentación de los niños de la comunidad de Chalpicote, Poncitlán, Jalisco

Abstract

La presente investigación aborda la importancia de establecer hábitos alimentarios saludables desde la etapa infantil, los cuales permiten que los niños tengan un adecuado crecimiento y desarrollo y con ello se logren disminuir los índices de desnutrición, sobrepeso y obesidad que en México cada vez van en aumento, ubicando esta situación como un problema de salud pública alarmante y necesario de atender. Sin embargo, durante la etapa infantil el niño no es capaz de decidir las características de su alimentación, es la madre en particular y/o los cuidadores quienes determinan las pautas conductuales que más tarde adoptará el infante. Por otro lado, se ha demostrado que la falta de conocimiento nutricional y algunas creencias erradas llevan a que muchas madres tengan prácticas de alimentación inadecuadas; sumado a eso, los determinantes sociales de la salud como la economía familiar, las condiciones de vivienda, el acceso a los servicios de salud, el nivel educativo y ocupación laboral de la familia, sus valores y costumbres, transmitidos a través de generaciones y del contexto en el que se desarrollan las actividades relacionadas con el consumo de alimentos, tienen una influencia determinante en los hábitos alimentarios de los niños. Es así que surge la necesidad de llevar a cabo acciones que orienten a las madres sobre la alimentación correcta durante esta etapa de vida, por lo que el presente proyecto pretende mejorar los conocimientos, actitudes y prácticas de las madres respecto a la alimentación de los menores de 3 años. Con la finalidad de lograr el objetivo del estudio, la investigación se desarrolló en tres fases y tuvo lugar en la comunidad de Chalpicote, perteneciente al municipio de Poncitlán Jalisco. 6 Chalpicote es una comunidad en situación de vulnerabilidad, con necesidades particulares de educación en salud. El principal sustento de la localidad proviene del lago de Chapala, ya que las familias se dedican a la pesca, el cultivo de chayote, la siembra de frijol y maíz. Las mujeres en su gran mayoría trabajan en el hogar y algunas prestando servicios domésticos en el municipio. Se decidió trabajar en esta comunidad debido a la facilidad de acceso por parte de la Universidad de Guadalajara; se incluyó al grupo de madres con niños menores de 3 años, puesto que de acuerdo a las características socioeconómicas y culturales de la comunidad, hay niños que comienzan la alimentación complementaria hasta el año de edad y mujeres que lactan incluso hasta los 3 años, además, porque las madres con hijos de esa edad ya cuentan con una carga de creencias, mitos y experiencias que muy probablemente transmiten a otras madres, definiendo así, sus conocimientos, actitudes y prácticas hacia la alimentación de los niños. En la primera fase se llevó a cabo un diagnóstico situacional, en el cual se recolectó información sobre los conocimientos, actitudes y prácticas de las madres hacia la alimentación de los menores de 3 años, para determinar sus necesidades de educación, todo esto mediante un censo. En la segunda fase se desarrolló una intervención educativa con base a la problemática detectada y la priorización de problemas. Se consideró que el modelo educativo más idóneo para lograrlo era implementando un modelo participativo de educación popular, ya que toma en cuenta la realidad y necesidades sociales y culturales de las personas, y las hace partícipes y generadoras de sus propios aprendizajes y reflexiones. Se integró teoría y práctica, mediante charlas y talleres en los cuales se abordó la solución a los problemas detectados y temas de interés de las mujeres de la comunidad. En la tercera fase, se realizó una evaluación cualitativa participativa para analizar los cambios obtenidos después de la intervención educativa. Se decidió modificar la metodología puesto que el cuestionario aplicado para el diagnóstico situacional, 7 no permitía el pensamiento ni la reflexión en las mujeres al ser de opción múltiple, por lo que la veracidad de las respuestas no era confiable, además las mujeres participantes se sentían intimidadas por el cuestionario; motivos por los cuales no era factible volverlo a aplicar. En su lugar, la información de los logros aprendidos, se obtuvo de entrevistas individuales y grupales con flexibilidad para que las mujeres narraran sus experiencias y el análisis de todo el proceso grupal vivido. La información obtenida se agrupó en 4 rubros: incorporación de alimentos nuevos, socialización de la información, vivencia grupal y calidad del programa. Los resultados obtenidos del proceso grupal se evaluaron con base a la teoría de Grupos Operativos del psicólogo Pichón-Riviére; los momentos vividos por el grupo comunitario, se agruparon en categorías: momento de ubicación, de reconocimiento, de crisis, de resolución y de consolidación. La evaluación cualitativa de proceso grupal permitió mayor acercamiento con las mujeres, mejor comunicación, escucha, empatía, análisis de la información y por lo tanto mejores y nuevos conocimientos, actitudes y prácticas respecto a la alimentación de los niños. Sin embargo, se recomienda ampliar la indagación en las mujeres sobre la alimentación, atender la problemática global de la comunidad y darle continuidad a la evaluación del programa de intervención, para lograr un cambio más consciente en sus actitudes y prácticas.