Por favor, use este identificador para citar o enlazar este ítem: https://hdl.handle.net/20.500.12104/84506
Título: La presencia catalana y su reconocimiento cultural en Guadalajara. La vinculación e intercambio cultural por medio de la lengua y cultura popular entre comunidades en contacto
Autor: Ruiz García, Andrea Nayelli
Director: Bañuelos Ávila, Irma Angélica
Palabras clave: Intercambio Cultural Popular Cataluña Guadalajara Mexico
Fecha de titulación:  1
Editorial: Biblioteca Digital wdg.biblio
Universidad de Guadalajara
Resumen: A lo largo de la historia ha solido pensarse en que un territorio corresponde a una nación, o por lo menos esa ha sido la intención constante a la que se ha aspirado de distintas maneras, las cuales han provocado consecuencias lamentables, algunas otras favorables y en muy pocos de los casos han sido benéficas para pueblos oprimidos o minorizados y comandados por el grupo más fuerte y con el que podrían no identificarse culturalmente. La historia de Cataluña se ha adscrito al último de los ejemplos mencionados. El 11 de septiembre de 1714 las tropas catalanas fueron derrotadas en la Guerra de Sucesión, “el conflicto concluyó con el triunfo de Felipe V y el exilio de quienes apoyaron a su rival […] La victoria del rey borbónico supuso la introducción de una serie de cambios políticos, sociales y económicos de gran trascendencia en la sociedad catalana […]” (León, 2003), a partir de ese entonces la catalanidad ha experimentado desde la negación de definir la independencia de un territorio como representante de su cultura, hasta la censura de sus reproducciones culturales, principalmente en el aspecto lingüístico, que afectó a las generaciones contemporáneas al mandato de Francisco Franco y que sólo tras su muerte la lengua pudo comenzar un periodo de recuperación y normalización1, para que las futuras generaciones pudieran expresarla y además aprenderla formalmente. Fue cuando “al producirse el triunfo de los golpistas y del fascismo, como bien se sabe, hizo que se abriera las puertas al más grande y heterogéneo contingente de exiliados políticos peninsulares que vino a América. Los primeros, que llegaron en junio de 1937 […] fueron 456 niños y niñas de familias trabajadoras 1 Se refiere como normalización al proceso cuando se retomó la enseñanza formal en instituciones educativas de la lengua catalana en Cataluña. 2 de la costa mediterránea […]” (Murià, 2012, p. 63) justo ese año fue cuando México comenzó con Cataluña un fuerte vínculo que continuaría en 1939 con el exilio español, estando bajo el mandato del general Lázaro Cárdenas, permitiendo el entretejido del derecho a la libertad de expresión de su cultura e intelectualidad, ofreciéndole así un acogimiento en el exterior por parte del pueblo americano, en este caso México. Los Niños de Morelia fue este grupo recibido que dio pauta a un acto de acogimiento cultural que desde dicho hilo que se entrelazó tras viajar en embarcaciones trasatlánticas, no tuvo que cortarse, no se deshizo ni reventó, sino al contrario, sólo viajó y entretejió un origen cultural, una identidad que se estaba negando, hacia otro espacio donde se le reconoció. Ese hilo se ha entretejido, se ha ramificado, mas no ha habido rastros de haber pretendido cortarlo. A partir de 1937, tras pasar décadas y generaciones junto a ellas, la presencia catalana en México ha tenido un espacio y tiempo él. El arte, la educación, las letras, la historia, música, gastronomía y demás aspectos culturales experimentaron la aportación catalana. Varios destinos tuvieron dichas generaciones a lo largo de la extensión territorial del país. Sin duda, la Ciudad de México y Guadalajara han sido escenario donde más ejemplificaciones pueden tener sobre ello. Ahora bien, es necesario centrarse en la ciudad de Guadalajara y observar cómo se ha entretejido la comunidad catalana en ella; cómo la comunidad receptora, la tapatía, los mexicanos que radican en dicha ciudad, han o no hecho vínculos con ella y si hay procesos de encuentros que doten de reconocimiento a la comunidad, que aunque lleve más de tres generaciones en Guadalajara o México, conserva, reproduce y trasmite elementos identitarios que le caracterizan en tradiciones, lengua, formas o autodenominación bipartita respecto a su cultura, una conjunción de identidad, la catalanidad heredada con la mexicanidad adoptada. 3 Cada 23 de abril y 11 de septiembre pueden verse expresiones catalanas en la ciudad. Las rosas rojas que se regalan cada “Día Internacional del Libro” celebrado en la Rambla Cataluña, ubicada en el antes llamado Andador Escorza; no son una casualidad, sin embargo, consultando a los asistentes, pocos saben el referente o significado del porqué regalar rosas rojas al comprar un libro. Tenemos presente el referente, la conjunción de Rambla Cataluña, escultura de Sant Jordi, rosas rojas en el día 23 de abril, pero no la visibilización de la razón de esos elementos. Ha de verse si hay pertinencia de hacerlo, de dar a conocer el referente, el origen y su causa. La vinculación cultural entre comunidades culturales que, por razones históricas particulares, comparten un mismo espacio dotando de diversos umbrales simbólicos de ellas en él, que construyen una sociedad local y ejercen una dinámica social puede dar pie a propiciar el reconocimiento entre pueblos, como lo es el catalán, que tras la fecha mencionada, 1714, como en entrevistas se refiere, perdieron su independencia y, por consecuencia, su legitimación cultural por no tener un Estado políticamente reconocido como propio.
URI: https://hdl.handle.net/20.500.12104/84506
https://wdg.biblio.udg.mx
Programa educativo: MAESTRIA EN GESTION Y DESARROLLO CULTURAL
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