La debida Reglamentación de la Autotutela y el Testamento de Vida

Abstract

El reconocimiento de los derechos de las personas con discapacidad ha venido en aumento, gracias a su inclusión en la tercera generación de los derechos humanos. Sin embargo, es una tarea que requiere continuar en la búsqueda de una mejor protección para este grupo vulnerable. La autotutela, es una figura jurídica reconocida por el Código Civil en beneficio de las personas con discapacidad intelectual, ya que permite que una persona capaz pueda elegir libremente a un tutor que la represente cuando ya no pueda gobernarse y se haga cargo del cuidado de su persona y de sus bienes. La tutela voluntaria es el instrumento otorgado ante notario público, en el que se contiene la designación de tutor y las disposiciones para la propia incapacidad, es decir, que la persona capaz, en pleno ejercicio de su liberad de decidir y de su autonomía de la voluntad, establece las reglas a las que se sujetará el tutor en el momento en que deba tomar decisiones en su nombre. Dentro de las disposiciones que en previsión de una futura discapacidad se otorgan en un instrumento público que contenga la autodesignación del tutor, se encuentran las siguiente: las que tienen relación con la etapa terminal de una persona, en donde se puede decidir anticipadamente el tipo de tratamiento médico que se desea recibir, para evitar prolongar el sufrimiento de la persona; la donación de órganos; también aquellas que se refieren a la forma de administrar los bienes, e incluso las facultades para disponer de un bien inmueble, en caso de que se requiera para sufragar los gastos de manutención y cuidados de la persona.